Felipe Ezquerra, Investment Management Principal Officer del BID Invest, que agrega: “Para eso se necesita sustancialmente una redistribución de los riesgos entre lo público y lo privado”.
Sucede que el riesgo principal, en especial en momentos de pandemia, es el de la demanda, la cual por los modelos típicos de negocio suele recaer casi en su totalidad en el actor privado.
En consecuencia, para atraer inversionistas que no teman a la hora de destinar capital a una flota de buses eléctricos, el especialista de la entidad concibe un modelo contraactual seguro a aquel que cumple con una serie de características:
- que permite segregar la recaudación y separarla de los operadores.
- que permite segregar la compra de la flota de la operación sobre aquellos actores que pueden permitir la bancabilidad.
- que funcione con tarifas técnicas para la compra de flota y la operación, separando el riesgo de la tarifa técnica de la tarifa pública a los usuarios.
Desde esta visión, en Latinoamérica, el caso de Chile es un claro ejemplo en el que se encontró en una división de responsabilidades entre Estado y operador un modelo rentable para ampliar la red de buses eléctricos. De hecho, hoy el país tiene entre sus hitos la flota de buses más grande de América Latina.
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